VALLEJO
RAÍZ Y SAVIA
DEL CAPULÍ

 

ENTREVISTA
DE MARA L. GARCÍA, PHD
BRIGHAM YOUNG UNIVERSITY
UTAH, EEUU

I PARTE

Mara García: Antes de todo, muchas gracias profesor Danilo Sánchez Lihón por su tiempo para atender esta entrevista. Y para empezar me gustaría preguntarle: ¿cuál es la conexión entre Capulí, Vallejo y su Tierra y el poeta universal César Vallejo?

DSL: Es una conexión plena, total, absoluta, puesto que es él quien inspira este movimiento, pero esa ligazón tiene de por medio a todo un pueblo y, si es posible, a toda la humanidad. Capulí es un encargo directo que nos hace el propio César Vallejo, a quienes somos sus paisanos, sus coterráneos, su gente; con quienes él se entiende y a quienes tiene confianza y conoce. De allí que son tareas que asumimos con el máximo de responsabilidad y fervor, porque constituyen el evangelio de la solidaridad y fraternidad humanas.

MG: El vate universal es la esencia y el alma de la organización.

DSL: Y esto deviene de encontrar que Vallejo es eje, centro y línea de partida y punto de apoyo de una serie de perspectivas en lo afectivo, cognitivo, político, social, pedagógico, cultural y espiritual. Él es un hombre clave. Es una piedra angular de los 12 ángulos, y no porque solo sean doce sus horizontes de reflexión y acción, sino porque doce es un número cabalístico que quiere significar el todo. Como decía con íntegra convicción y certidumbre José María Arguedas, "Vallejo es el principio y el fin".

MG: Entonces, ¿es difícil llevar la insignia y el emblema vallejo?

DSL: Es una insignia de fuego. Y se es exigente por ser Vallejo un poeta de culto, a quien acercarse supone mucha autenticidad. Y, de otro lado, porque llevar el nombre de César Vallejo es significativo y constituye un gran honor, un gallardete y una distinción muy alta. Es una responsabilidad que hay que merecerla cada día y cada momento.
Es una investidura ante la sociedad, de la cual somos conscientes que el principal atributo para el ejercicio de nuestros actos y funciones ha de ser la honestidad, responsabilidad que a partir de asumirla pueden ocurrir dos situaciones: Una es que no tomemos conciencia y desgastemos dicho nombre. O, por el contrario, que tengamos conciencia de ello y llevemos ese nombre con honor. Y ese es el hincapié que ponemos en nuestro esfuerzo.
Pero es importante no solo llevar el nombre y contar con la presencia icónica del poeta sino, y sobre todo, asumir los valores que César Vallejo representa, que son muchos. En primer término, no es un poeta académico, sino vital y hasta de combate, de lucha y de reivindicación por todo lo humano herido, maltratado y ofendido que hay que redimir.

MG: Y, ¿cómo se puede superar esa imagen de un vallejo pobre, atribulado en un espacio de sufrimiento hasta cierto punto carente y necesitado de todo?

DSL: Y que no es una imagen superficial, porque hay una aparente orfandad en Vallejo, una penuria y hasta una supuesta falta esencial, relación que se establece hasta cierto punto por relación dialéctica, por lucha y unión de contrarios. Porque en el fondo él es un ser henchido, lleno de contenidos y esencias, un ser pleno y absoluto.
Por ejemplo, es un ser nutrido del ser de la madre, y sin embargo en este aspecto es como si no la tuviera, a quien extraña y reclama tanto que da la impresión que ella estuvo siempre ausente y distante, cuando es totalmente lo contrario, la unión entre ambos fue henchida y cabal, el uno es para el otro y el cariño entre ambos fue entrañable.
Él rebozaba de amor porque era el shulca y lo amaron de un modo que él mismo confesó que era tanto que le hicieron daño. Sin embargo da la sensación como si el cariño le hubiera sido escaso y que por eso lo anhela. Y en relación a la madre, o que no está o que ha partido, se ha ido o ha muerto, siendo que más bien ella nunca deja de habitarlo ni morir para él.
Indudablemente es un hueco y un vacío en César Vallejo, pero porque él cava mucho en esa presencia. Entonces, por oposición y paradójicamente pareciera que fuera escasez, privación, angustia y falta de algo. Y no lo es. Él la pretende y tiende sus brazos huérfanos hacia ella. Pero en el fondo está lleno de madre. Es más: la carga consigo mismo por todos los caminos.

MG: ¿También la pobreza de César Vallejo es una pobreza aparente, no es cierto?, porque él realmente fue un ser muy dotado de dones espirituales y de un ingenio muy original.

DSL: Ahí tenemos. También es una situación contradictoria. Porque él era dueño de todos los talentos. Y de una extraordinaria riqueza como ser creativo que era, tanto que es como la pobreza del Perú, aparente, porque en el fondo creo que no hay país más rico en el mundo.
Y es dicha riqueza fundada en que César Vallejo era un hombre con raíces, era un ser con madre, con matriz, y con fondo inacabable. Era un ser lleno de todos, de la humanidad más ferviente, de aquella que se nutre de lo más prístino, como es el ser de la madre.
Porque si tenemos madre lo tenemos todo. Tenemos ubicación y pertenencia. Pertenecemos a alguien y somos parte de algo. Siendo así no estamos solos en el mundo, ni como brizna batida por el viento ni como poñita tirada y arrastrada por las aguas del torrente o de la acequia, como lo aparenta a veces César Vallejo.

MG: La madre es el remedio que le da fortaleza a vallejo y llega a ser una presencia esencial en su vida, como se lee en sus cartas, y en su obra creativa.

DSL: Ese directo conectarse con el ser de la madre a todos nos hace sabios y resistentes. Los andinos podemos ser muy pobres y marginales aparentemente, pero tenemos madre, así ella haya muerto, la llevamos dentro de nosotros. Siendo así, en el fondo somos poderosos e invencibles, de allí la proeza suprema de nuestra cultura, que pese a las pruebas más extremas ha sobrevivido y salido airosa.
Por falta de recursos económicos o tecnológicos podemos merecer hasta desprecio. Pero eso es banal o secundario ante el hecho de que tenemos madre, así con plenitud de mundo y de universo. ¿Podrán decir lo mismo aquellos que pertenecen a los llamados países ricos o desarrollados? ¿En qué son ricos o con superávit aparentemente en todo? ¿Lo tendrán en la emoción, en la hondura y en la vastedad de lo que es tener madre? ¿Tienen como nosotros a la tierra como madre? Como sí lo tenemos y lo sentimos los andinos. ¿Quiénes son ricos entonces? ¿Ellos o nosotros?

MG: En la obra de Vallejo la imagen de la madre está muy presente, inclusive hasta después de muerta éste le confía su tristeza y tiene encuentros inadmisibles con ella. Esa relación madre/hijo es muy marcada en Vallejo ¿es la madre un elemento esencial en el mundo andino?

DSL: Un andino tiene madre en todo, así esté muerta o así nunca alguien haya conocido a su madre biológica, como Arguedas en que su madre fue finalmente la vieja india Cayetana o la comunidad indígena de la hacienda.
Muerta la tiene más presente todavía, como lo evidencia César Vallejo cuando expresa: "Madre, mañana me voy a Santiago / a mojarme en tu bendición y en tu llanto". Lo dice como si tuviera a su madre presente, pese a que ella ya había muerto.
Pero es más: es como si él la tuviera delante suyo, allí presente, escuchándola y conversara con ella, cuando en verdad va a su encuentro porque ese poema lo escribe en la víspera de viajar a Santiago de Chuco y cuando ella ya es difunta.
Es que él lleva no solo a su madre, sino que carga con su casa y hasta lleva a Santiago de Chuco consigo; a su tierra adentro, carga con su raíz, con su árbol y su bosque; con sus ríos, sus montañas y caminos; y como ocurre en general con todos los andinos que llevan todas sus querencias en la alforja de su pecho y con ellos se acuestan cada día en los países lejanos.
Duermen con sus casas de la infancia, sus paisajes y hasta con sus mascotas en el recuerdo. Se suben a un micro o a un autobús y con él sube todo el mundo que aparentemente han dejado pero que cargan repletos y henchidos.

MG: ¿Y cuál es el Vallejo que más resalta y caracteriza Capulí?

DSL: El que buscamos es el Vallejo vivo, el que está presente en cada persona real y actuante, aquel que palpita en cada ser concreto, aquí y ahora, actual y en este momento y para lo cual nos sirve como un referente el Vallejo biológico, biográfico o histórico. Pero no queremos quedar anclados en el Vallejo literato, formal y canónigo.
Nos obsesiona encontrar Vallejo encarnado en cada uno de nosotros, de manera activa en cada persona en concreto, pero particularmente en aquellas que forman parte de su origen, de su ancestro y de su telúrica, como es el mundo andino, tan amedrentado, a quienes se los ha marginado en todo y arrebatado no solo sus tierras sino también sus destinos.
Pero no solamente lo buscamos y lo encontramos aquí, en la casa y en la piedra interiores, sino allá, allende los mares, en la fraternidad humana universal, porque el mejor homenaje que podemos hacerle a aquel hombre sufrido que fue César Vallejo, es cumplir sus ideales, y ver realizada su utopía no solo en los andes del Perú sino en todos los confines de la tierra.
El mejor homenaje por ahora es que su pueblo, que es el Perú, sea atendido y sus problemas solucionados y no hacerle tanto caso a los homenajes formales, rituales que muchas veces desvirtúan incluso su significado y trascendencia.

MG: Bueno, encaja con todo esto, puesto que Vallejo representa la solidaridad y la fraternidad universal.

DSL: Es Vallejo quien nos está ofreciendo el pan de cada día que tiene otro sabor y otra esencia como es el pan compartido. El pan dividido en pedacitos para todos tiene otra esencia de pan. El pan Vallejo, los pedacitos de pan fresco que hizo en el horno de su corazón es pan que se reparte a todos, no se lo vende, no es el pan de la sociedad de consumo. Es el pan espiritual, anímico, fraternal.
Porque además del pan literario que ya es, porque creo que no hay un minuto ni espacio en el Perú en que no se esté leyendo o recitando a Vallejo, es importante avanzar a concebirlo como el pan nutricio para ser solidarios y vencer la muerte hasta la eternidad.
Porque Vallejo vence a la muerte, en masa, mediante la hermandad de todos los hombres, haciendo un ruego y adoptando una decisión unánime y al unísono. Ese es el pan moral, es el pan de amor. Ese pan es el que compartimos en Capulí. Y queremos extenderlo hacia todo el país. Porque, ¿quién no es vallejiano en el Perú?

MG: Vallejiano es el Perú y gran parte del extranjero, que conoce y se identifica con Vallejo. Pero, ¿cómo nació Capulí, Vallejo y su Tierra?

DSL: Surgió en verdad por un hecho rústico, ordinario y elemental, aunque esta razón aparente apenas es un detonante de algo mucho más profundo y copioso y que se presentó del siguiente modo: Ya eran varias personas, poetas y escritores conocidos y hasta amigos, que me encontraban, y sabiendo que yo era de Santiago de Chuco, me decían:
– Danilo, fui a tu pueblo.
– ¿Así? ¡Qué bueno!
– ¡Claro! Porque quería conocer el lugar dónde nació César Vallejo, y sobre todo la casa en donde él se crio.
– ¡Ah! ¡Qué bien! Y, ¿cómo te fue?
– Nada pude conocer, porque todo estaba cerrado. No encontré a nadie que pudiera darme una referencia o explicarme algo: La casa de César Vallejo, la encontré sin nadie que la abriera. Pregunté por alguien que pudiera guiarme y no estaba porque había viajado a Trujillo o estaba en la chacra. Fui a la biblioteca para ver si encontraba alguna bibliografía y tampoco estaba abierta. Al final he vuelto frustrado, triste y abatido.

MG: Capulí en cambio permite conocer la tierra de Vallejo y facilitar los espacios vallejianos a los estudiosos y público en general interesado en el poeta.

DSL: Muchas personas, tenían todo el buen propósito de conocer la tierra de César Vallejo y no encontraban las cosas dispuestas para agotar en breve tiempo esa visita con algo enriquecedor y exultante, y conocer lo que más se pudiera sobre César Vallejo. Y eso me dolía, me producía malestar, vergüenza y desasosiego.
Y me dije: tiene que haber una visita anual programada, en donde las personas se dispongan a viajar en grupo, acompañadas por vallejianos que conozcan la vida y obra del poeta, en donde podamos ir también personas que somos del lugar, que hemos nacido y nos hemos criado allí para guiarlos, haciendo que no solo las puertas se abran exponiendo lo mejor de nuestro terruño, sino reviviendo la fiesta popular en honor a Vallejo, como ahora se hace.
Y, a su vez, mostrarles a los pobladores del lugar el extraordinario mérito de las personas que van, que llegan y nos visitan, para hacer que esos intelectuales también puedan expresar sus emociones respecto al poeta. Que nos cuenten cómo lo descubrieron, qué impresiones les causa, y de repente qué estudios e investigaciones han realizado. Y haya así un mutuo intercambio y nutrimiento de quienes allí moran y en quienes hasta nuestro pueblo llegan, enriquecimiento; que esas personas desarrollen una charla, o una conferencia, un conversatorio presentando sus libros y recibiendo el homenaje correspondiente de parte de nuestro pueblo a su labor en descubrir en Vallejo valores nuevos e insospechados en las Telúricas de Mayo.

MG: Entonces eso fue el detonante que dio origen a estos encuentros internacionales donde se hace un empalme de la literatura, la cultura y el espacio telúrico de Santiago de Chuco y de otros ámbitos recorridos por Vallejo.

DSL: Sí. Esa ha sido como la base visible, superficial del nacimiento de Capulí, Vallejo y su Tierra, pero también en el fondo había y hay otras motivaciones más raigales y que ahora constituyen el ideario de nuestra organización, así como debe haber otros fundamentos aún no explícitos y que en algún momento se nos harán perceptibles y notorios.
Resumiendo, me propuse hacer posible que en el año por lo menos hubiera una fecha en que de manera organizada viajáramos a conocer Santiago de Chuco. Y en ese traslado todo se abriera en esos días, como actualmente ocurre y se viviera la fiesta de la fraternidad humana.
Entonces de esta manera con la mayor humildad relato esto; que hubo en un inicio un fin más bien de carácter práctico, en lo que es un viaje casi de turismo cultural. Sin embargo también soy honesto en decir que si solo fuera eso de repente yo no lo hubiera organizado, porque generalmente a mí no me atraen ni motivan mucho los argumentos de carácter práctico, funcional o administrativo, para nada.

MG: El próximo año Capulí cumplirá tres lustros de trabajo arduo y de labor vallejiana.

DSL: Sí. pero ahora sí tenemos muchas otras razones trascendentes que motivan Capulí y que están más o menos moduladas en la doctrina que alienta Capulí, que hemos logrado formularlas en nuestro Plan Estratégico, así como también debe haber otros móviles que se harán más explícitos en los años por venir.
Pero tampoco me amilana decir que hace catorce años fundamos Capulí, Vallejo y su Tierra a fin de incursionar en el Perú profundo, en el mundo andino, con un guía y un adalid como portaestandarte, un hombre que sintió y supo que hay de esencial en este mundo, como es César Vallejo.
Porque lo mejor del Perú está hacia adentro, en su interior, en sus pliegues profundos, en sus entrañas. Entonces de lo que se trata es de ir hacia el fondo y lo íntimo de nosotros mismos. Y eso es lo que en parte es y hace Capulí, Vallejo y su Tierra.

MG: ¿Qué otros aspectos se propone ahora Capulí?

DSL: Dar confianza en nuestro país. Y para eso más que estar pensando en lo que hacen los demás es pensar en lo que podemos hacer nosotros. Devolver la fe a nuestros compatriotas, diciéndonos entre todos que sí podemos hacer algo grande, admirable y portentoso.
Ante una sociedad cruel y desalmada funda en base al espíritu de César Vallejo, un mundo en donde se viva en relación a los afectos, a las emociones y a la trascendencia. Valorar cada momento y cada contacto afianzando valores como la pertenencia, la solidaridad, la fraternidad humana, el alma matinal y de esperanza, y la capacidad de organización que cada vez vayamos adquiriendo y dominando mejor.

MG: Postulados que promovía Vallejo y continúan promoviéndose en Capulí

DSL: Claro. Porque él era una persona muy bien organizada, austera y laboriosa. Y así volvamos a recuperar nuestras savias más puras, la fuente cristalina de lo que somos, la mirada ferviente y esperanzada. De allí que seamos más que un movimiento intelectual una cruzada vital.
Es por eso que llegar a Capulí, Vallejo y su Tierra es hacer aflorar el alma noble, generosa y transparente iluminados por César Vallejo que es un deber que sus paisanos lo exaltemos mejor que nadie porque sabemos cómo él sintió y pensó, porque hemos bebido la misma leche, probado el mismo pan y saboreado las mismas mieles que él saboreó.
Y si pensamos en el ámbito de lo político, es como bien vivir, bien amarse y bien protegerse mutuamente. Es decir la fraternidad y la solidaridad que podamos hacer que se cultive en los jóvenes; el amor a nuestro país: su paisaje, su cultura, su heroicidad.
Capulí abarca así lo intelectual, pero también lo biológico, lo telúrico, lo social. Es convivencia hermosa: es dormir en una parva, es escalar montañas, aventurarse a cruzar ríos; estrictos en el qué, flexibles en el cómo.

MG: Sé que es muy difícil, pero ¿cómo entonces caracterizaría a Capulí?

DSL: Como un movimiento cultural que se propone desarrollar un proyecto histórico y una gesta comunal desde el campo de la cultura y que tiene a César Vallejo como su eje principal.
No es una agrupación únicamente para estudiar su obra o valorar aspectos de su biografía, o conocer los libros o poemas que él escribió, aunque lo hacemos para iluminar el vasto camino que tenemos que recorrer.
Capulí no es solo una agrupación de intelectuales sino de todas las personas de bien. Tampoco es solo una hermandad de paisanos de quienes nacieron en Santiago de Chuco sino de todos los hombres en general.
No es solo un movimiento de peruanos sino de los hombres de la tierra en general. Eso sí es un movimiento de gente sencilla. Es un movimiento civil, es un voluntariado desprendido, generoso y contumaz. Pero no es un cenáculo, ni una academia, ni un cónclave intelectual.

MG: ¿Y con cuántos miembros se funda Capulí?

DSL: Fundadores de Capulí son todos aquellos que se acercan y se aproximan a sus actividades cualquier día y en cualquier espacio. Quienes se adhieren a sus programas, proyectos, ceremonias, marchas y desfiles, renovándose así Capulí cada día. Tan fundador es quien estuvo al principio como quien llega hoy o llegará mañana y encuentra que este es un ámbito en donde puede dar concreción a sus sueños.
Es este un colectivo abierto, al aire libre y sin registros ni ataduras. Todo aquel que cruza el umbral de la puerta en donde estamos reunidos es ya de Capulí. A todos acogemos sin distinción de ninguna traza, para lo cual no requerimos ni antecedentes ni méritos, ni currículum ni historial de vida. Para pertenecer a Capulí y ser su fundador no es necesario que alguien nos lo presente o nos lo recomiende, o nos dé una referencia; o que sea conocido de alguno de nosotros, como no es necesario que haya estado al inicio de este pálpito. Todos son fundadores y cada día se renueva. Así, Mara, tú eres ya miembro fundador de Capulí.

MG: Muchas gracias. Recuerdo que cuando visité el Aula Capulí, Ramón Noriega que es otro miembro connotado, dijo exactamente lo mismo. Y lo asumo con total responsabilidad, como investigadora de Vallejo. Y, ¿quiénes entonces integran ahora capulí?

DSL: Muchos en verdad. Asisten a las reuniones cuarenta o sesenta personas cada sábado hecho insólito que ya es un portento que así se dé. Pero en realidad son miles los que están pendientes de nuestras actividades, vibrantes y a la espera de una consigna. Anhelamos que entre nosotros haya personas de a pie, sencillas, del pueblo. Pero también integran nuestras filas miembros de aquella intelectualidad del campo artístico y educativo en brega y coherente con nuestro país y su destino, como con su realidad dramática y transida. Pero es aquella intelectualidad y educación sin prejuicios ni egoísmos, sin prebendas ni claudicaciones, seres de lealtades hondas y comprometidas con el Perú herido, agredido, despreciado y sin embargo prístino y glorioso como es el mundo andino, pleno de esperanzas.

MG: Con Vallejo como su blasón.

DSL: Sí. Capulí, Vallejo y su Tierra hunde sus raíces en el océano Vallejo e iza su bandera entre la humanidad aún sojuzgada pero incólume, expoliada pero firme, desdeñada pero translúcida, y fulgurante como es el mundo andino para desde allí irradiar su mensaje de solidaridad y fraternidad humana, teniendo a César Vallejo como nuestro portaestandarte. Muchos y variados son los programas de Capulí, Vallejo y su Tierra que se propone desencadenar para lograr una transformación cultural profunda en nuestro país. A todos invitamos a pertenecer a nuestras filas y realizar el homenaje a nuestra identidad que se enmarque en una línea de acción, defendiendo el rescate y defensa de nuestro patrimonio educativo y cultural en aquel horizonte que anunciamos con el lema de construcción y forja de la utopía andina.

MG: Precisamente, ¿en relación a la identidad, de qué manera la concibe y la trabaja Capulí?

DSL: Poniendo énfasis en el carácter genuino y peculiar de nuestros pueblos, en lo íntimos y entrañables que somos cada persona y colectividad. En el afecto, para hacer frente a aquella avasalladora corriente de homogenización a que nos condena la globalización.
Porque el mundo andino contiene un tesoro, cuál es su fuente acrisolada, su morada interior intocada y virgen, su ser impoluto y primigenio, aquel don de lo virginal y nuevo, y que como en ningún otro sitio se siente que lo tiene el mundo andino, esa capacidad de ser únicos, distintos y valiosos para el mundo entero.
Y que un poeta como César Vallejo lo tuvo muy nítido, pudo saber asumirlo, saber interpretar aquella realidad con una adhesión emotiva e intelectual profunda por su pueblo, y supo darle verbo alcanzando con ello dimensión universal.
Asumimos como desafíos en Capulí la identidad nuestra tan conturbada, pero a su vez los valores que la hacen proyectiva y vigente, como son la solidaridad, la fraternidad humana, el liderazgo, el compromiso y adhesión al Perú. Y todo esto desde la educación y desde la cultura.
Y nos decimos a nosotros mismos: encausados como estamos en esta perspectiva, no seamos entonces maestros rutinarios, indolentes, apáticos. Ni mucho menos contrarios a la innovación y a la transformación social. Y al cambio que es una obligación moral alentar que se efectivice para nuestro pueblo.

MG: En realidad Capulí es una diáspora de horizontes. ¿Cómo resumiría con una definición breve lo que es Capulí?

DSL: Imposible definirlo ahora. Antes podía aún atreverme a sentir sus límites. Ahora no, me es imposible. Ha desbordado y es bueno que así sea. Debemos parecernos al agua pero sin dejar de ser fuente. Capulí son muchas cosas, algunas ya inabarcables, lo cual está bien, porque eso queríamos y queremos.
Pero podría recurrir a algunas imágenes y metáforas, que muchas veces ayudan mejor a comprender algo. Capulí es racimo de frutos dulces, es sarmiento de voluntades íntegras, es un colectivo muy ligado, como las parras de una vid. Es conglomerado de identidades, de vocaciones, de doctrinas. Somos capulís maduros, dulces, libres, frutos plenos de la tierra. Somos un conjunto, una amalgama, masa, una fiesta andina.

MG: Me gusta mucho la imagen de amalgama y masa ya que implica unión y conjunto.

DSL: Y de repente lo podría definir por algunos estallidos: Capulí es aliento, sollozo, arrullo, suspiro. Es inspiración y expiración. Es atajo, cortar camino, eficacia. No camino llano sino heroico. Es fruto de la tierra. Es pregunta, no es respuesta. Capulí es conjura, complot, motín del alma. Es un secreto. Somos los conjurados. Es un crisol, un prisma, un poliedro.
Y que lo hacen todos. Solo para citar un caso de los últimos días, porque hay muchos más detrás de nuestro colectivo de manifestaciones de cómo cada uno de nuestros integrantes desarrolla una faceta por su propia cuenta y riesgo, pero dentro del árbol que es Capulí.
Florencia Roldán acaba de regresar de Santiago de Chuco adonde fue llevando a la promoción del Colegio Nacional de Corongo que han paseado por Santiago de Chuco con sus trajes típicos de pallas coronguinas. Todo bajo la advocación de Capulí. Para nosotros ya sería imposible organizar y estar presentes en tantos certámenes que hace nuestro colectivo, pero lo importante es el espíritu y la esencia.
Y es que Capulí es mística, templo, amor ágape. O simplemente amor capulí, ligado siempre a Vallejo, en una afinidad total con el poeta, abrazados y conmovidos por su ejemplo egregio. Capulí es comunión, matriz y utopía. Es como quisiéramos que fuera la vida.

 

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ENTREVISTA PARTE II


SANTIAGO
DE CHUCO, ES
EJE TELÚRICO
Y MÁGICO

ENTREVISTA A
DANILO SÁNCHEZ LIHÓN

DE MARA G. GARCÍA, PHD
BRIGHAM YOUNG UNIVERSITY
UTAH, EEUU

MG: Maestro Danilo Sánchez Lihón, dentro del marco de Capulí, Vallejo y su Tierra, ¿qué es la Telúrica de Mayo?
DSL: Llamamos Telúrica de Mayo al viaje anual que realizamos en el mes de mayo a Santiago de Chuco, que constituye una fiesta del alma de quienes saben querer y saben amar. Es una feria única e irrepetible la experiencia de conocer un pueblo andino legendario en un marco de fraternidad y comunión de ideales, porque se viaja con la familia, con amigos y colegas de trabajo, con compañeros de aula, hecho que resulta inmensamente afectivo porque se puede dormir en lo que en Santiago de Chuco se denomina una “cama de pan”, envueltos en una espiga de fraternidad.
En los peregrinajes se cultivan las primeras acciones de ayuda mutua y solidaridad, porque es en los viajes en donde se propicia el bien común, cuando somos conscientes de que un mismo destino nos toca a todos y nos hermana. Es el peregrinar lo que nos enseña más de la vida que cualquier otra manifestación o suceso vital, enseñándonos a ser sinceros, veraces, bien intencionados, a saber que lo que nos ocurra afectará a todos, sea malo o bueno.

MG: Es entonces una odisea intelectual y un viaje de aprendizaje físico y de conocimiento
DSL: Sí, y que antes incluso era más intenso y desafiante. Ahora la carretera a Santiago de Chuco es ancha y asfaltada y el viaje se hace en cuatro horas, que anteriormente nosotros lo hacíamos en ocho, y que en tiempos de César Vallejo se hacían en cuatro días. Antes, cuando se inició Capulí, y no lo negamos, era una aventura e íbamos empujando los ómnibus que se atascaban en los escollos del camino que nos llevaba por lo abrupto de la geografía donde, a veces, se quedaban detenidos y había que hacer largas caminatas a pie.
Quizá también porque los vehículos se conmovían y anhelaban que allí nos extasiemos, como de hecho ocurría porque teníamos que empezar a trepar las cumbres de los cerros para avizorar el paisaje. O los ómnibus mismos querían quedarse contemplando a la gente que iba y que teníamos que bajarnos, viéndonos descender a sacar el vehículo del barro con nuestros brazos y gritos, desde los hoyos en que quedaba aprisionado.

MG: Los viajes de sacrificio y arduos como las romerías son los que más unifican y solidarizan a los seres humanos.
DSL: Pero, ¿acaso, primero teníamos que esperar que fueran óptimos los servicios y luego hubiéramos iniciado los encuentros de Capulí? O, a la inversa y tal como lo hemos hecho: teníamos que hacer ¡a como dé lugar! estos convites para que en algo contribuyan a que mejoren los caminos y, en general, los servicios en nuestros pueblos olvidados, tal y como ha ocurrido.
E incluso, yendo al origen de la palabra, ¿qué es romería o peregrinaje? No es precisamente un viaje cómodo ni turístico sino una caminata de sacrificio, de padecimiento, de consustanciarse con el ser y el alma de aquel lugar o icono por el cual se va y a quien se ama, como en este caso es Santiago de Chuco y es Vallejo.
Pero también el consustanciarse con aquel hermano que tengo a mi lado, como a un prójimo presente con quien me une el mismo signo y, en nuestro caso, fervor. Y nadie entonces para que esté más cerca de mi corazón que ese hermano.
Yo extraño por eso esos viajes dificultosos de aquellos años en que llegar a Santiago de Chuco costaba sacrificio. Ahora el viaje es muy cómodo, y eso a mí particularmente no me encanta demasiado.

MG: Durante estos años han debido suceder ocurrencias muy especiales en los viajes de capulí a Santiago de Chuco.
DSL: Dentro de las Telúricas de Mayo hay muchas cosas extraordinarias, muchos sincretismos, como por ejemplo el sentir que somos andinos, infantes, candorosos. El sentir que nos purificamos, que dejamos nuestras excrecencias, máscaras y fingimientos.
En trece encuentros realizados hasta ahora y que con este que se realizará en mayo próximo serán catorce, las anécdotas son copiosas, pero todas felizmente positivas, fervorosas, enaltecedoras y todas significativas, ninguna adversa, triste o negativa.
Y es que César Vallejo exalta y hace que la vida se torne transparente y se afirme. La visita y la sesión en la casa de César Vallejo siempre emocionan, impactan y estremecen. Manuel Jesús Orbegozo lloró cogido a un pilar de la casa y escribió unas hermosas páginas que tituló: "Por primera vez conozco el mundo". Él que había dado siete veces la vuelta al mundo recién comprendió al llegar a Santiago de Chuco que conocía el mundo.
Igualmente, lloró a lágrima viva recostado a un muro el poeta de Chile Edmundo Herrera, Presidente de la SECH cuando murió Neruda y quien se jugó la vida para enterrarlo sin que lo arrebaten las botas de los militares. Y es que después de nuestra sangre lo más supremo que podemos ofrecer por la causa más noble que nos comprometa son nuestras lágrimas.

MG: Santiago de Chuco con su naturaleza es un pueblo enternecedor que atrapa e inspira, especialmente en mayo. Por eso la adhesión de vallejo a la tierra de origen que dio un lenguaje poético intransferible a su obra creativa
DSL: Lenguaje extraído del habla popular, de los dichos, consejas y decires propios de su pueblo y del alma de su gente.
MG. Y, ¿qué impacto tiene en Santiago de Chuco este peregrinaje?
DSL. Mucho, extraordinario. En cierta ocasión, cuando llegamos un año en que incluimos en el periplo a Cachicadán, Chuca y Angasmarca, en este último lugar se dieron asueto a las actividades mineras para recibirnos. Y el pueblo entonces vivía ese día como una apoteosis, hecho que no había ocurrido nunca antes en que la mina en todos sus socavones paralizara. Toda la población de la ciudad como del campo estaba en las calles. Y era una multitud entusiasta y febril la que nos esperaba.

MG: Se dice que donde se trata de César Vallejo, ocurren sucesos extraordinarios. ¿Tiene alguna experiencia al respecto desde la fundación de Capulí Vallejo y su Tierra?
DSL: Quizá lo más extraordinario sea lo sencillo y casero, es decir lo común y corriente, que siempre ocurre en las Telúricas de Mayo. Y en eso se enmarca lo que voy a contar. Y es el siguiente suceso: cuando llegamos a Santiago de Chuco hay un programa formal que se desarrolla en el día y otro que empieza a partir de las doce de la noche.
Cuando se supone que todos duermen empiezan a ocurrir muchas cosas pero de una manera que podríamos decir natural, espontánea e inatajable. Una de ellas es que siempre se vela delante de la puerta de la casa de César Vallejo.
Las personas llegan por allí y hacen lo que llaman un puesto, una vigilia o una velación. Ahí están arrimados uno al lado de otro haciendo un ruedo sean a las dos, a las tres o cuatro de la mañana.

MG: Es una trasnochada dedicada a Vallejo
DSL: O varias trasnochadas. Y es que César Vallejo es un poeta de culto, que las personas la sienten en otras dimensiones. Yo suelo a esa hora bajar desde mi casa que queda en la parte alta para visitar a mi padre en el cementerio.
Y lo hago así porque siento más íntimo y profundo el encuentro a esas horas de la madrugada. Siento más nítido y revelador su presencia y su cariño. De niño jamás hubiera pensado que fuera posible para mí siquiera acercarme de lejos al cementerio a esas altas horas de la noche; pero en estos últimos tiempos frecuentemente lo he hecho solo. Ahora me acompaña casi siempre mi hermano Jaime
Pero en el marco de Capulí es difícil que yo pueda estar solo, así que las personas con las cuales estoy reunido se entusiasman y me acompañan. Y vamos pues al cementerio en el trance de la noche a la madrugada. Es una hora hermosa y abismal y constituye una experiencia mística. Y siempre encuentro a esos grupos de vigilia frente a la casa de Vallejo, con sus instrumentos musicales y también algunos echándole su armado de coca y chacchando.

MG: Yo he visto y es impresionante la reverencia con que se aproximan a la casa de vallejo. Ocurre lo mismo con la tumba de vallejo en Montparnasse, en París.
DSL: A quienes yo encuentro allí me lo han dicho que para ellos es como estar en un lugar santo llegar a Santiago de Chuco. Y sobre todo ingresar a la casa de César Vallejo. Llegan y estando en cualquier actividad se escapan a la casa del poeta a visitarla a escondidas. Y a encontrarse con él.
Por ejemplo este último año una jovencita que fue con nosotros Lucero Flores, declamadora de los poemas de Vallejo que es tan tierna de edad y de espíritu, que yo la considero casi una niña, nos contó que entre actividad y actividad que se realizaba en el Municipio ella se escapaba a declamar a solas en las habitaciones de la casa del poeta, bañados los ojos en lágrimas. Recitaba sola y llorando.
Y es que estar allí es como ingresar a un templo, en donde se produce una adhesión, un exorcismo, una sublimación, como si hubiera algo pendiente en nuestras vidas en relación con César Vallejo, una promesa qué hacer, un juramento qué imponernos, una fe adorable qué defender, como si hubiera un enigma por descifrar, descubrir o resolver.
Para mí siempre es extraordinario bajar a cualquier hora de la noche y encontrar personas delante de esa puerta. Es así como hace dos años se me ocurrió ir al panteón a las dos o tres de la mañana. Y las personas con quienes estábamos departiendo, cantando y celebrando en mi casa se animaron a acompañarme.
– Buenas noches, maestro. –Me saludaron quienes estaban en "el puesto" frente a la casa de César Vallejo, que era un grupo como de quince personas.

MG: ¿Estaban allí, velando?
DSL: Sí, así es:
– Buenas noches con todos. –Les contesté–. Pero, ¡cómo! ¿No van a dormir? Mañana tenemos el Saludo al Sol a las seis de la mañana en la Colina del Águila.
– No, maestro. Estando en Santiago de Chuco no podemos dormir. Estas noches no se han hecho para dormir. ¡Cómo vamos a dormir! Imposible, maestro, estando en donde nació Vallejo. ¡Y ahora frente a su casa! ¡Es imposible dormir! ¡Ya dormiremos en Lima durante todo el año!
– ¡Y adónde bueno van ustedes a estas horas! –Nos preguntó uno de ellos a quienes yo reconocí como uno de los peregrinos que había viajado en nuestro ómnibus
– Vamos al cementerio. Yo voy a visitar y saludar a mi padre.
– ¿A estas horas?
– Sí, es la mejor hora para hacerlo.
– ¿Podemos acompañarles, maestro?
– Si desean, ¡cómo no! ¡Vamos, pues!
– ¡Vamos, vamos!
Y nos hemos ido. Cantando yaravíes por el camino. Declamando poemas en algunas esquinas, deteniéndonos bajo algunos balcones a evocar algún hecho curioso o dar una serenata. Nos entretuvimos en el trayecto contando cuentos, que a esa hora corresponde que sean cuentos de espantos y aparecidos. O leyendas del lugar, de cómo se hablan por la noche el cerro Huacapongo con el cerro Campana, que están allí, a nuestro frente.
Hasta que ingresamos al cementerio. Yo rezo algunas oraciones delante de la tumba de mi padre. Y ya de regreso alguien pregunta.
– ¿Y dónde están los demás compañeros con los cuales hemos venido?
– ¡Verdad, dónde están!
– Porque, ¿cuántos éramos?
– ¡Un buen grupo!
– Yo he contado dieciocho cuando hemos entrado.
– Yo conté igual esa cifra estando por la subida.
– Y, ¿dónde están entonces?
– Yo vi que se fueron por ahí, más adentro del cementerio.
– ¿Los conocen?
– No, a ninguno. Parecían de aquí, del lugar.
– ¿Y cuántos somos ahora?
– Ocho.

MG: ¿Así? ¿Eso ocurrió? Parece parte de la ficción y no de la realidad.
DSL: Claro. Uno de nosotros dijo:
– No puede ser.
– A ver identifíquense. –Dije– Nosotros desde mi casa hemos venido los cuatro.
– Nosotros también somos cuatro. Los dos somos amigos. Y a ellos los conocemos porque han venido desde Lima con nosotros en el ómnibus.
– ¿Y los demás que estaban con ustedes y que han venido con nosotros hasta el panteón?
– Llegaron y lo tomamos como que eran de alguna delegación de Capulí.
– ¿Ustedes los han visto?
– Claro. Estaban con nosotros.
– ¿Pero dónde están ahora?
– Haber llama.
– Mejor no llames. No vaya a ser que nos contesten gangoso.
– ¡Mejor salgamos! –Y empieza a cundir el nerviosismo. Un miedo cerval, espantoso.
– ¿Hay alguien por ahí? –Grito. Y responde el eco.
– ¡Mejor vámonos! ¡Deje de llamar, maestro! ¡No vaya a aparecer alguien y nos muramos!
– ¡Cójanse de las manos! –Digo.
– ¿Y, si están por ahí los compañeros?
– Ya hubieran contestado.
– ¡Vámonos! ¡Vámonos!

MG: Lo que me acaba de relatar se asemeja a un cuento de almas que penan. La línea entre la realidad y la ficción se torna invisible y no podemos diferenciar el mundo objetivo del irreal
DSL: Eso ocurre muy frecuentemente en Santiago de Chuco que es un pueblo mágico, que tiene una raíz muy honda de subjetividad, que es un eje telúrico y magnético, como lo llamó alguna vez César Vallejo.
Nosotros salimos apurados y casi corriendo hasta Las Pozas. Ahí decidimos detenernos, por si acaso se hubieran ido nuestros acompañantes hacia algún lado. ¡Y nada! Nunca regresaron y empezamos a hacer una serie de suposiciones, de quiénes eran esos compañeros. Pero repentinamente al hacerlo otra vez nos invadió un miedo terrorífico. Felizmente logramos mantenernos unidos
– ¡Que nadie corra! –Nos gritamos–. Hay que mantenernos unidos. Si corremos o nos dispersamos va a ser peor y de repente morimos. –Nos dijimos– Así que tranquilos. Estamos entre amigos y hermanos. Vamos caminando paso a paso. Tranquilos y enlazados por los codos.
Pero sentíamos que nos miraban o espiaban de todas partes. Nos sentíamos escrutados en medio de esa noche atroz y desalmada. Por eso, a partir de esa fecha ahora cada vez que vamos al panteón nos identificamos previamente y hasta nos tocamos para saber que no somos fantasmas. Y que todos estamos vivos.

MG: El espacio andino es un lugar propicio para lo inadmisible e inquietante, especialmente en la noche. Los encuentros de Vallejo con lo increíble, en su literatura, suceden en su pueblo. Y cuando ya ha oscurecido.
DSL: Esta dimensión oscura y enigmática, anímica y esotérica es un factor cotidiano que rige mucho la vida en Santiago de Chuco. Y está muy presente y marcada en César Vallejo en su poesía, en su prosa y en su vida, incluso con un temperamento aún más intrincado y angustioso como es la superstición.

MG. ¿Y cómo terminó?
DSL: Ya cerca del amanecer y palpando todo, por si acaso, para corroborar la naturaleza concreta del mundo, respirábamos aliviados. Habíamos ido un buen grupo al panteón y en él se quedó más de la mitad que allí habitaba.
Pero ahí supimos que hasta los muertos en Santiago de Chuco vienen a velar delante de la casa de César Vallejo y están pendientes de cuando llega Capulí, Vallejo y su Tierra para participar del modo que he contado.
Y de muchas otras formas y modos que sería largo de narrar y que se producen y propician por estar mi pueblo en lo que es el centro del mundo andino, con antecedentes de culturas ancestrales que algunas florecieron aquí, como La Galgada, Los Cóndores y Los Chucos, y que recibieron la influencia de culturas mágicas muy cercanas como fueron los mochicas y chimúes.

MG: Hay un aspecto relacionado con lo que acaba de referir, y en el cual insiste mucho capulí y es la esencia del mundo andino, como también el amor a la tierra natal, como contenidos básicos de Capulí, Vallejo y su Tierra. También lo he notado en sus escritos y en los de césar vallejo, asimismo en el diálogo de los santiaguinos y en las actividades de capulí en Santiago de Chuco ¿cómo definiría el ser andino?
DSL: Como imposible de definir. Porque, ¿cómo definiría yo la cuenca del río Huaychaca y la otra que está al lado del río Patarata? Imposible. No hay palabras humanas que puedan abarcarlas. No hay arte ni ciencias para representarlas, en donde al centro se eleva el promontorio donde se engarza esa joya y esa diadema que es Santiago de Chuco.
Otra vez tendría que recurrir a imágenes y metáforas. Pero en lo último que veníamos hablando hay algo en el ser andinos que se emparenta con ser mágicos, subjetivos y animistas. En vivir más en función de los afectos, del cariño, del apego y las querencias. Pero también en ser límpidos, honrados y fraternos.
Ternura, compasión y condolencia por todos los seres y presencias del universo son algunas claves del ser andinos. La infinita ternura de que estamos hechos y que es miel en César Vallejo, y que son algunas de las razones por las cuales desde Capulí luchamos por la plena vigencia del mundo andino.
Vallejo ha dado el primer paso para hacernos universales no con lo ajeno sino con lo nuestro, porque él es todo andino, hasta en los gestos, en las formas de las casas de su pueblo. A través de su poesía se siente en todo lugar en donde se le lee, muestra esencia y fisonomía de lo que es el ser andinos.

MG: Definitivamente, la añoranza al terruño amado se verte en sus versos donde usa elementos y símbolos propios de su lar nativo.
DSL: Basta leer “Aldeana” o “Idilio muerto” y ahí está palpitante ese mundo, pero no como un discurso expositivo, ni de descripción externa de esa realidad, sino como emoción, temblor o pasmo; no como racionalidad y ni siquiera reflexión, sino más bien como sosegada pasión, en donde se contienen y transparentan rasgos y fundamentos de lo que es ser andinos.
Así ha expandido un pálpito, un relumbre, una conmoción, como también nuestra idiosincrasia. Y hasta podríamos afirmar que su proeza es haber colocado cada piedra de su terruño, instalándolo a adquirir una ciudadanía en el contexto universal. Así, dondequiera que se lea a Vallejo está el Perú y está palpitante y vigente Santiago de Chuco.

MG: No hay duda que para entender a Vallejo hay que respirar su aire y recorrer sus pasos. Vallejo es local, nacional y universal.
DSL: Hay valores que son ejes del mundo andino y que son aquellos que a nosotros nos imbuyen del mayor compromiso y de la misión sacrosanta en relación a su defensa y expansión, cuales son la solidaridad y fraternidad humanas.
Pero uno más es el que acaba de decir: el de ser universales. El mundo andino no piensa las cosas desde la parcela o marginalidad. Lo piensa cono Tahuantinsuyo, que abarca todo el mundo. Y esa es la enseña y la bandera que nosotros izamos. Pero tampoco se nos escapa lo aparente, como es por ejemplo los rituales de celebración. ¿Qué somos los de Capulí? Mundo andino, por eso hacemos rituales a la luna, al sol, al agua, a los cerros y no solo oblaciones sino juramentos de llevar el mensaje de solidaridad y fraternidad al mundo entero.

MG: Ser andino es comprometerse también con la tierra y sus elementos y ¿cuál es la significación de ser andino para Capulí?
DSL: Es hacer la promesa de cambiar nuestra vida, defender inalienables derechos que nos asisten como herederos legítimos de esta tierra.
Mundo andino es realidad bravía y temblor íntimo. Por eso nos identificamos con las fiestas de los pueblos, con su música, con sus niños, con sus muchachas.
Este es el inicio del sendero. Es empezar a caminar. Porque basta ya de lamentos por todo lo perdido. Todavía quedan latiendo las fibras básicas de lo que somos y es hermoso. Ser leales con ello es avivarlo, darle aliento y alas para triunfar.
Y en el futuro anotarnos todas las victorias que es hora que nuestro pueblo esté convencido que es posible obtener. Porque mundo andino es amanecer y amanecer es mundo inaugural y de esperanza plena.

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