Trotando trotando... Retorno a esta atenas de los Andes

Luis FLORES PRADO

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Huamachuco en César Vallejo
Por Luis Flores Prado

Al terminar la Educación Primaria el niño César Vallejo en el Centro Viejo de esta ciudad de Santiago de Chuco, contaba con 12 años de edad, viajó a continuar sus estudios en la ciudad de Huamachuco, capital de provincia de aquel entonces. Se matriculo en el Centenario Colegio San Nicolás, fundado por el ilustre huamachuquino Nicolás Rebaza Cueto, maestro, parlamentario, historiador y magistrado. Recordemos que este antiguo edificio, los gruesos tapiales, distribuidos alrededor de un patio hundido, de puertas altas, amplias ventanas conventuales. El colegio estaba convaleciente aún de la incursión chilena, pues hicieron en él el Cuartel General enemigo, mobiliario y enseres fueron depredados por la tropa, abandonándola después de la infausta Batalla de Huamachuco, ahora ya el local luce completamente remodelado, perteneció al Convento de los Agustinos, quienes lo edificaron en el mismo lugar del Tambo Real de la época incaica.

César Vallejo fue matriculado el seis de abril de 1905 en el primer año de educación secundaria, como alumno externo, su casa pensión estaba ubicada en la calle Lara Nº 18, según consta en la matricula del colegio, sin embargo, vivió en la calle Puga o llamada también por ese tiempo "Calle del Chorro", por el manantial que fluía al costado de la Nº 2, propiedad de doña Desposorio Galarreta, cuyo sobrino Eleazar Galarreta fue su amigo mas íntimo durante aquella etapa.

El director del Colegio era don Alejandro Galarreta Gutiérrez, cuya administración lidiaba con los atrasos de los pagos de arriendos de las Haciendas El Tulpo, Yamobamba y el Hospital, dejadas por la encomendera Florencia de Mora de Sandoval a los indios pobres de toda la provincia de Huamachuco, con juicios por la perdida de 2336 cabezas de ganado de la hacienda de Yamobamba, las pensiones de sus alumnos eran muy exiguas por la pobreza que de dejaba sentir en toda la provincia, la única renta segura para el colegio era los 20 libras mensuales que consignaba el presupuesto General de la Republica. El plan de estudios se acababa de reducirse a cuatro años los años de estudio, por lo que tenían mucha clases los alumnos y gran parte no soportaban el trabajo, abandonando algunos cursos cerca de los exámenes. El número total matriculados alcanzaba los 45 alumnos, el primer grado junto con Cesar A Vallejo llegaban a 23 estudiantes. Para el mantenimiento de la disciplina estaba un Inspector y el celador.

Al finalizar sus estudios de primer año obtuvo los siguientes premios:

a) Célula honorífica en la clase de Historia Antigua de Oriente;
b) Cédula honorífica de Aritmética Demostrada.
c) Una de las diez segundas medallas de plata que se otorgaron los alumnos que se habían distinguido por su aplicación y conducta.

En el colegio secundario tenía como condiscípulos a sus paisanos santiaguinos Saul Benites y Genaro Castañeda. De los huamachuquinos José María Galarreta, Federico Abril Acevedo, Nemesio León Guzmán, Miguel Ángel Pacheco, Santiago Gastañadui. Ellos recordaba a César Vallejo como un alumno inquieto que versificaba con facilidad y gustaba discutir sobre temas filosóficos, y, otras veces se mostraba silencioso, pensativo, hermético.

En el segundo año obtuvo medalla de plata en Aprovechamiento y Conducta, premios en Gramática Castellana y el de Historia de la Edad Media. Se matricularon solamente 8 alumnos. El ingreso al colegio era a las 7 de la mañana.

En el tercer año matriculado como alumno libre, rindió examen el 20 de marzo de 1908, de todos los cursos, ante los profesores Alejandro Galarreta, Trinidad H. Peña y el bachiller Alejandro Peña. Abraham C. Vallejo estuvo en una conferencia sobre psicología como alumno replicante a finales de 1908, el tema tratado por su compañero Genaro R. Gastañadui polemizó al momento de definir que el entendimiento y la voluntad eran facultades del alma humana, y que la sensibilidad solo una cualidad. Incluso intervino el director del plantel concluyéndose que la sensibilidad también era una facultad del alma.

Según su mas íntimo compañero. Eleazar Galarreta, Vallejo y él solían pasear por los campos aledaños, contemplando los paisajes y observando la vida campesina. Asimismo, frecuentemente compartían las emociones de aventuras juveniles nocherniegas y gustaban acompañar las románticas serenatas de medianoche. Hay la versión que por esta época le decían. "Potoso", por que le gustaba tomar la chicha en "poto", el cuenco de calabaza.

Como anécdota cabe recordar la siguiente: una noche del mes de San Francisco, en octubre, se suscito un lió con uno de los postillones en un velatorio de "Taita Pancho" en una casa de la "Banda de Cumbicus". El postillón se quejo al subprefecto, quien de inmediato envió dos números de policía y puso presos a todos los lieros. Entre ellos estaba César A. Vallejo. Y al día siguiente, a las 8 de la mañana, era conducido el grupo de estudiantes santiaguinos al despacho subprefectural, siendo seriamente amonestados.

El cuarto año de media en 1908 al rendir examen obtuvo célula honorífica en la clase de Geología y Mineralogía. En cuatro clases obtuvo la nota diecinueve y en las demás dieciséis y diecisiete. Siendo su apoderado don Basilio Guevara. Tiene ya cumplidos los 16 años y empieza su creación poética: "Florescencia" es uno de ellos, la referencia más directa a Huamachuco esta dada en el poema:

CAMPANAS MUERTAS

Tristes campanas muertas sepultadas
en el féretro gris del campanario,
son como almas de bardos, olvidadas
en un trágico sueño solitario.

Abstraídas silentes y enlutadas,
cual sombras de un martirio visionario,
por los rayos del véspero doradas
son lágrimas que llora el campanario.

En los tibios crepúsculos del estío
parece que surgieran suspendidas
del muro en ruina de mi pecho frío,

junto a mi corazón que mudo y yerto,
sangrando el carmesí de sus heridas,
como esos tristes bronces yace muerto!



Vallejo habla aquí del viejo y carcomido campanario, edificado a finales del siglo XVII por los agustinos, en cuyas bases libran al tiempo los sillares incaicos, éste esta ubicado a un costado de la puerta de ingreso al Colegio San Nicolás. César Vallejo en sus tiempos de estudiante secundario disfrutó del Huamachuco beato, de mantilla y voces gamonales. Aquel Huamachuco que a la hora vespertina tañían los viejos bronces del campanario por el Ángelus, y todos haciendo lo que sea y en donde estuvieran, se postraban de rodillas hasta que pase las campanadas

En 1915 Vallejo, se graduó en la Facultad de Letras de la Universidad Nacional de Trujillo, con la tesis convertida luego en libro con el título de "El Romanticismo en la Poesía Castellana", obsequió un ejemplar con una dedicatoria a la biblioteca de su alma mater, el Colegio San Nicolás.

En junio de 1916 en Cultura Infantil publica el poema:

ESTIVAL

En una roja tarde de verano
cruzó como una sombra penitente,
el calmoso perfil de un indigente
alargando doquier la débil mano.

Rumorosa de jubilo la gente
veían con desdén al pobre anciano,
era un parque de fiesta, donde en vano
suplicaba el ayuno amargamente.

Luego, desengañada, paso a paso
la trémula visión de la pobreza
perdióse entre las sombras del ocaso.

En la mugrosa túnica que huía
el sol en un milagro de grandeza
lloraba una radiante pedrería.


Quizá sea una referencia a la situación de miseria del campesino peruano, un primer atisbo de su profunda preocupación social, que mas tarde lo llevaría a su pleno compromiso con las clases oprimidas

Años después, en 1920, cuando su hermano Néstor Vallejo trabaja como Juez de Primera Instancia en Huamachuco, Vallejo visita la tierra de sus primeros escarceos literarios. Antiguos amigos y compañeros de estudios, ahora ya profesores de su misma alma mater, el colegio San Nicolás le rodean, encabezados por Santiago Gastañadui, le alcanzan el primer número de Fiat Lux, que acababan de editar, Cesar los recibió con efusión, exclamando: " Así debe ser la juventud, dinámica; hay que cometer aunque sea un crimen, antes que permanecer estacionarios". Los alumnos de tercer año de secundaria del Colegio San Nicolás daban una velada y acordaron invitar a César Vallejo, como un medio de obtener mayores fondos. Ananías Márquez Cerdán fue uno de los que le hicieron la invitación y quedaron que a las 9 de la noche debería estar en el lugar de la velada. Llegó la hora y Vallejo no llegaba, la gente reclamaba su plata pues no veían al poeta. Salieron a buscarlo y por fin lo encontraron en la casa de doña Margarita Larraondo, a donde le habían invitado a comer. Estaba completamente ebrio, sin embargo le dieron dos tazas de café y lo llevaron cargado a la función, en el proscenio Ananías sostenía un brazo y otro estudiante el otro brazo, lo sentaron en una silla, el se quito el sombrero, se bajo los cabellos completamente y pronunció:

"Trotando, trotando en mi potro alazán, con la melena desgreñada, semejante choza nómada perdida en el desierto, retorno a esta Atenas de los Andes. Si Santiago de Chuco me dio la materia bruta, el bloque amorfo, Huamachuco pulimentó aquel bloque y hizo de él una obra de arte".

Estos mismos estudiantes los llevaron a dormir a la casa de la señorita Maria Luisa Larraondo que era amiga de poeta, ubicada en la calle Lara, donde estaba en pensión cuando era estudiante del San Nicolás.

La referencia a Trotando Trotando se refiere a la distancia que separaba por camino de herradura Santiago de Chuco a San José de Porcón, era cuatro horas a caballo, de San José de Porcón a Coñachugo una hora y treinta minutos y de Coñachugo a Huamachuco cuatro horas, sumando cerca de 10 horas de cabalgadura.

La influencia de Huamachuco en Vallejo era tal que una de las dramáticas circunstancias de su vida de emigrado en Paris, en un parque y ante una bella mujer que lo acompañaba, Vallejo, patético y reiterativo, nombró a la ciudad de su añoranza: "Huamachuco... Huamachuco... Huamachuco". La dama le solicito que le explique el significado de la misteriosa palabra, y el poeta, colocando en la mano femenina una moneda, le contestó: "Es una deuda que tengo que pagar".

Huamachuco, 15 de marzo del 2006

Bibliografía:
ESPEJO ASTURRIZAGA, Juan.
CÉSAR VALLEJO Itinerario del Hombre 1892 – 1923. SEGLUSA EDITORES 1989 Lima – Perú
GALARRETA GONZALES, Julio.
CESAR VALLEJO Poeta Narrador Dramaturgo ensayista. Universidad Nacional Federico Villarreal. Lima 1992.
GONZÁLES VIGIL, Ricardo.
CÉSAR VALLEJO Obras Completas Biblioteca Clásicos del Perú. Banco de Crédito. Editorial e Imprenta DESA 1991- Lima.
VIGO, Mario.
LA COMUNICACIÓN SOCIAL EN LA PROVINCIA DE SÁNCHEZ CARRIÓN. Proyecto De Desarrollo Rural Integrado Trujillo – 1979
Archivo de la Biblioteca del Colegio Nacional San Nicolás
Versiones orales de: Alejandro Ortiz Galarreta (Nieto de Eleazar Galarreta, íntimo en Huamachuco de César Vallejo)