En esta casa silente y sin Vallejo que otrora alegró con su presencia, acabóse para siempre su existencia muriendo de amor y nostalgia pleno. Inclinó su corazón enternecido ante el ara que guarda los recuerdos, ya no halló los sentimientos tiernos y acechados por imperio del olvido. En esa majestad de lo creado donde el poeta se llenó de vida con la fuerza genial de su destino, Georgette, su amante compañera llegó para clamar que nunca olvida de seguir recorriendo su camino. (César Adolfo Alva Lescano: Sonetos reflexivos)
Autor: César Adolfo Alva Lescano