Presidente de Capulí, Vallejo y su Tierra
Mara García: Antes de todo, muchas gracias por su tiempo. Para empezar, me gustaría preguntarle ¿cuál es la conexión entre Capulí, Vallejo y su Tierra y el poeta universal César Vallejo?
DSL: La conexión es plena, total, absoluta, puesto que es él quien inspira este movimiento; pero esa ligazón tiene de por medio a todo un pueblo y, si es posible, a toda la humanidad. Capulí es un encargo directo que nos hace el propio César Vallejo a quienes somos sus paisanos, sus coterráneos, su gente, con quienes él se entiende, y a quienes tiene confianza y conoce. De allí que son tareas que asumimos con el máximo de responsabilidad y fervor, porque constituyen el evangelio de la solidaridad y fraternidad humanas.
MG: ¿El vate universal es la esencia de la organización?
DSL: Sí. Y esto deviene de encontrar que Vallejo es eje, centro y punto de partida de una serie de perspectivas en lo afectivo, cognitivo, político, social, pedagógico, cultural y espiritual. Él es un hombre clave. Es una piedra angular de los doce ángulos, y no porque sean sólo doce sus perspectivas de reflexión y acción, sino porque doce es un número cabalístico que quiere significar el todo. Como decía José María Arguedas, “Vallejo es el principio y el fin”.
MG: Entonces, ¿es difícil llevar la insignia y el emblema Vallejo?
DSL: Se es exigente por ser Vallejo un poeta de culto, a quien acercarse supone mucha autenticidad. Y, de otro lado, porque llevar el nombre de César Vallejo es significativo y constituye un gran honor, una insignia y una distinción suprema. Es una alta responsabilidad que hay que merecerla cada día y cada momento.
Es una alta investidura ante la sociedad y de la cual somos conscientes de la alta responsabilidad al asumirla, a partir de lo cual pueden ocurrir dos situaciones. Una es que no tomemos conciencia y desgastemos dicho nombre. O, por el contrario, que seamos conscientes y llevemos ese nombre con honor. Y ese es el hincapié que ponemos en nuestro esfuerzo.
Pero es importante no sólo llevar el nombre y contar con la presencia icónica del poeta sino, y sobre todo, asumir los valores que él representa, que son muchos. En primer término, no es un poeta académico sino vital y hasta de combate, de lucha y de reivindicación por todo lo humano
herido y que hay que redimir.
MG: ¿Cómo se puede superar esa imagen de un Vallejo pobre, atribulado, en un espacio de sufrimiento, hasta cierto punto carente y necesitado?
DSL: Y que no es una imagen superficial, porque hay una aparente orfandad en Vallejo, una penuria y hasta una supuesta falta de algo, relación que se establece hasta cierto punto por dialéctica, por unión de contrarios. Porque en el fondo él es un ser henchido, lleno de contenidos
y esencias, un ser pleno y absoluto.
Por ejemplo, es un ser nutrido del ser de la madre, y sin embargo en este aspecto como si no la tuviera, a quien extraña y reclama tanto que pareciera que ella estuvo distante y ausente para él, cuando es totalmente lo contrario, la unión entre ambos es total, el uno para el otro. Sin embargo, da la sensación de que no la tuviera, que la anhela y ella ha partido, se ha ausentado y ha muerto, siendo que más bien nunca muere para él.
Indudablemente es un hueco y un vacío en César Vallejo, pero porque él cava mucho en esa presencia. Entonces, por oposición y paradójicamente pareciera que fuera escasez, privación, angustia, falta de algo. Y no lo es. Él la pretende y tiende sus brazos huérfanos hacia ella. Pero en el fondo está lleno de la madre. Es más: la carga por todos los caminos.
MG: ¿También la pobreza de César Vallejo es una miseria aparente? Porque realmente él fue un ser dotado de dones espirituales y de un ingenio muy original.
DSL: Ahí tenemos. También es una situación contradictoria, porque él estaba dotado de todos los talentos. Y de una extraordinaria riqueza como ser creativo que era, tanto que es como la pobreza del Perú, aparente, porque en el fondo creo que no hay país más rico en el universo. Y es que César Vallejo era un hombre con raíces, un ser con madre, con matriz y con fondo inacabable.
Porque si tenemos madre lo tenemos todo. Tenemos ubicación y pertenencia. Pertenecemos a alguien y a algo. Siendo así, no estamos solos en el mundo, ni como brizna batida por el viento ni como poñita tirada y arrastrada por las aguas de la acequia, como lo aparenta a veces César Vallejo.
MG: La madre es el remedio que le da fortaleza a Vallejo y llega a ser una presencia esencial en su vida, como se lee en sus cartas y en su obra creativa.
DSL: Ese directo conectarnos con el ser de la madre nos hace sabios y resistentes. Los andinos podemos ser muy pobres y marginales aparentemente, pero tenemos madre, así ella haya muerto, la llevamos dentro de nosotros. Siendo así, en el fondo somos poderosos.
Por falta de recursos económicos o tecnológicos podemos merecer hasta desprecio, pero tenemos madre, así con plenitud de mundo y de universo. ¿Podrán decir lo mismo aquellos que pertenecen a los llamados países ricos o desarrollados? ¿En qué son ricos? ¿Tienen como nosotros a la tierra como madre?, como sí lo tenemos y lo decimos los andinos.
MG: En la obra de Vallejo la imagen de la madre está muy presente, inclusive hasta después de muerta, éste le confía su tristeza y tiene encuentros inadmisibles con ella. Esa relación madre/hijo es muy marcada en Vallejo. ¿Es la madre un elemento esencial en el mundo andino?
DSL: Un andino tiene madre en todo, así esté muerta o así nunca alguien haya conocido a su madre biológica, como Arguedas. Muerta la tiene más presente todavía, como lo evidencia César Vallejo cuando expresa: “Madre, mañana me voy a Santiago/a mojarme en tu bendición y en tu llanto”.
Lo dice como si tuviera a su madre presente, allí, escuchándole, pese a que ella ya había muerto. Pero es más: es como si él la tuviera delante de él y conversara con ella, cuando en verdad va a su encuentro porque ese poema lo escribe en la víspera de viajar a Santiago de Chuco y cuando ella ya es difunta.
Es que él lleva a su casa y a su tierra adentro, carga con su raíz, con su árbol y su bosque; con sus ríos, sus montañas y caminos; y como ocurre en general con todos los andinos que llevan todas sus querencias en la alforja de su pecho y con ellos se acuestan. Duermen con sus casas d e la
infancia, sus paisajes y hasta con sus mascotas en el recuerdo. Se suben a un micro o a un autobús y con él sube todo el mundo que aparentemente han dejado pero que cargan repletos y henchidos.
MG: ¿Y cuál es el Vallejo que más resalta Capulí?
DSL: No es ciertamente el Vallejo biológico, biográfico o histórico. Tampoco es el Vallejo literario, formal, canónigo. El que buscamos es el Vallejo vivo, el que está en cada persona real y actuante, aquel que palpita en cada ser concreto, presente, aquí y ahora, actual y en este momento.
Nos obsesiona encontrar a Vallejo encarnado en cada uno de nosotros, de manera activa en cada persona en general, pero en particular en aquellas que forman parte de su origen, de su ancestro y de su telúrica, como es el mundo andino, tan amedrentado, a quienes se los ha marginado en todo y arrebatado no sólo sus tierras sino sus destinos.
Pero no solamente lo buscamos y lo encontramos aquí, en la casa y en la piedra interiores, sino allá, allende los mares, en la fraternidad humana universal, porque el mejor homenaje que podemos hacerle a aquel hombre sufrido que fue, es cumplir sus ideales, y ver realizada su utopía no sólo en los Andes del Perú sino en todos los confines de la tierra.
El mejor homenaje por ahora es que su pueblo sea atendido y sus problemas solucionados y no hacerle tanto caso a los homenajes formales, rituales que muchas veces desvirtúan incluso su significado y trascendencia.
MG: ¿Vallejo representa la solidaridad y la fraternidad universal?
DSL: Es Vallejo quien nos está ofreciendo el pan de cada día que tiene otro sabor y otra esencia como es el pan compartido. El pan Vallejo, los pedacitos de pan fresco que hizo en el horno de su corazón. Es el pan espiritual, anímico, sentimental.
Porque además del pan literario que ya es, porque creo que no hay un minuto en el Perú en que no se esté recitando a Vallejo, es importante avanzar a concebirlo como el pan nutricio para ser solidarios, fraternos y vencer la muerte hasta la eternidad.
Porque Vallejo vence a la muerte, en “Masa”, mediante la hermandad de todos los hombres, haciendo un ruego unánime y al unísono. Ese es el pan moral, es el pan de amor. Ese pan es el que compartimos en Capulí y queremos extenderlo hacia todo el país. Porque, ¿quién no es vallejiano
en el Perú?
MG: Y, ¿cómo nació Capulí, Vallejo y su Tierra?
DSL: Surgió en verdad por un hecho muy elemental, ordinario y casi rústico; aunque esta razón aparente apenas es un detonante de algo mucho más profundo y copioso y que se presentó del siguiente modo: ya eran varias personas, poetas y escritores amigos o conocidos que me
encontraban, y sabiendo que yo era de Santiago de Chuco, me decían:
“—Danilo, fui a tu pueblo, porque quería conocer el lugar donde nació César Vallejo, y sobre todo la casa en donde nació.
—¡Ah! ¡Qué bien! Y, ¿cómo te fue?
—Nada estaba abierto: la casa de César Vallejo la encontré cerrada. Pregunté por alguien que pudiera guiarme y había viajado a Trujillo, o estaba en la chacra. Fui a la biblioteca para ver si encontraba alguna referencia, tampoco estaba abierta. Al final he vuelto frustrado”.
MG: Capulí ha permitido conocer la tierra de Vallejo y facilitar los espacios vallejianos a los estudiosos y público en general interesado en Vallejo.
DS: Muchas personas tenían todo el buen propósito de conocer la tierra de César Vallejo y no encontraban las cosas dispuestas para agotar en breve tiempo esa visita y conocer lo que más se pudiera sobre César Vallejo. Y eso me dolía, me producía tristeza, vergüenza, desasosiego.
Y me dije: “tiene que haber una visita anual programada, en donde las personas se dispongan a viajar en grupo, acompañadas, en donde podamos ir personas que somos del lugar, que hemos nacido y nos hemos criado allí para guiarlos, haciendo que las puertas se abran y exponerles lo mejor de nuestro terruño”.
Y, a su vez, mostrarles a los pobladores del lugar el extraordinario mérito de las personas que nos visitan, para hacer que esas personas también puedan expresar sus emociones respecto al poeta.
Que nos cuenten cómo lo descubrieron, qué impresiones les causa, y de repente qué estudios e investigaciones han realizado. Y haya así un mutuo enriquecimiento, que esas personas dicten una charla o una conferencia.
MG: Entonces, ¿ese fue el detonante que dio origen a estos encuentros internacionales donde se hace un empalme de la literatura, la cultura y el espacio telúrico de Santiago de Chuco y de otros ámbitos recorridos por Vallejo?
DSL: Sí. Esa ha sido como la base visible, superficial del nacimiento de Capulí, Vallejo y su Tierra, pero también en el fondo había y hay otras motivaciones más raigales y que ahora constituyen el ideario de nuestra organización, así como debe haber otros fundamentos aún no explícitos y que en algún momento se nos harán perceptibles y notorios.
Resumiendo, me propuse hacer posible que en el año por lo menos hubiera una fecha en que de manera organizada viajáramos a conocer Santiago de Chuco, y en ese traslado todo se abriera en esos días, como actualmente ocurre.
Entonces, de esta manera, con la mayor humildad relato esto, que hubo en un inicio un fin más bien de carácter práctico en lo que es un viaje casi de turismo cultural. Sin embargo, también soy honesto en decir que si sólo fuera eso de repente yo no lo hubiera organizado, porque generalmente a mí no me atraen ni motivan mucho los argumentos de carácter práctico, funcional o administrativo, para nada.
MG: ¿Cuáles son los objetivos que persigue Capulí, Vallejo y su Tierra?
DSL: Es nuestro objetivo general: integrar un movimiento que realice experiencias y propuestas tendentes a concretar el ideal vallejiano de un mundo con identidad y valores, principalmente la fraternidad y solidaridad universales, contenidos que constituyen además la gran herencia que nos ha legado el mundo andino. Siendo nuestros objetivos específicos:
a) Construir un mundo de fraternidad entre los seres humanos, principalmente orientado a los jóvenes, en comunión con maestros, escritores, artistas, profesionales y ciudadanos en general.
b) Afianzar la identidad andina de los pueblos del Perú y América recogiendo sus mensajes de valor esencial y como nunca vigentes en el mundo actual.
c) Profundizar en el estudio y apreciación de César Vallejo en función de la realización de la utopía andina visualizada como una contribución a la cultura y a la práctica social.
MG: ¿Por qué la referencia al capulí, planta típica de la serranía peruana y emblema en la casa Vallejo?
DSL: Es buscar la conservación del patrimonio de nuestros pueblos prístinos.
Para ello vamos hacia la fuente y la matriz del Perú andino, íntimo y lejano, actual y milenario. Porque capulí es árbol inhiesto y a la vez tendido, arduo y a la vez florido.
Capulí es baluarte de identidad, puesto al centro de los patios de nuestras casas nativas.
Abierto, cargado de sol y de viento, henchido de pulpa y semilla. De fruto en racimo, moreno y dulce.
Es emblema de flor inocente y de hojas acorazonadas de la pasión, pero a la vez hechas espada que defiende.
Es un camino incruento de liberación y de justicia social.
MG: ¿Y con cuántos miembros se funda?
DSL: Fundadores de Capulí son todos aquellos que se acercan y se aproximan a sus actividades cualquier día y en cualquier espacio. Quienes se adhieren a sus programas, proyectos, ceremonias, marchas y desfiles, renovándose así Capulí cada día. Tan fundador es quien estuvo al principio y que de repente ahora ya no está, como quien llega hoy o llegará mañana y encuentra que este es un espacio en donde puede dar concreción a sus sueños.
Y es abierto. Todo aquel que cruza el umbral de la puerta en donde estamos reunidos es ya de Capulí. A todos acogemos sin distinción de ninguna traza, para lo cual no requerimos méritos, ni currículum, ni recomendación, ni historial de vida. Para pertenecer a Capulí y ser su fundador no es necesario que alguien nos lo presente o nos recomiende o nos dé una referencia acerca de alguien; o que sea conocido de alguno de nosotros lo conozcamos. Todos son fundadores y cada día se renueva. Así, Mara, tú eres ya miembro fundador de Capulí.
MG: ¿Cómo definiría lo que es Capulí?
DSL: Imposible definirlo ahora. Antes podía aún atreverme a sentir sus límites. Ahora no, me es imposible. Ha desbordado. Capulí son muchas cosas, algunas ya inabarcables, lo cual está bien, porque eso queríamos.
Pero podría recurrir a algunas imágenes y metáforas, que muchas veces ayudan mejor a comprender algo. Capulí es racimo, es sarmiento de voluntades, es un colectivo muy ligado, como las parras de una vid. Es conglomerado de identidades, de vocaciones, de doctrinas. Somos
capulíes maduros, dulces, libres, frutos plenos de la tierra. Somos un conjunto, una amalgama, una fiesta andina.
MG: Me gusta la imagen de malgama y masa, ya que implica unión y conjunto.
DSL: Y de repente lo podría definir por algunos estallidos: Capulí es aliento, sollozo, arrullo, suspiro. Es inspiración y expiración ligada a Vallejo. Es atajo, cortar camino, eficacia. No camino llano sino heroico. Es fruto de la tierra. Es camino pregunta. Capulí es conjura, complot, motín del alma. Es un secreto. Somos los conjurados. Es un crisol, una diáspora, un poliedro.
Y es que Capulí es mística, templo, amor ágape. O simplemente amor capulí, ligado siempre a Vallejo, en una afinidad total con el poeta, abrazados y conmovidos por su ejemplo egregio. Capulí es comunión, matriz, es utopía. Es como quisiéramos que fuera la vida.
MG: Hermoso y muy poético como lo ha sintetizado. Yo me adhiero a la frase “inspiración ligada a Vallejo”. Y dentro de este marco, ¿qué es la Telúrica de Mayo?
DSL: La Telúrica de Mayo es fiesta del alma de quienes saben querer y saben amar. Es una feria única e irrepetible la experiencia de conocer un pueblo andino legendario en un marco de fraternidad y comunión de ideales, porque se viaja con la familia, con amigos y colegas de trabajo,
con compañeros de aula, hecho que resulta inmensamente afectivo porque se puede dormir en lo que en Santiago de Chuco se denomina “cama de pan”, envueltos en una gavilla de fraternidad.
En los peregrinajes se cultivan las primeras acciones de solidaridad, porque es en los viajes en donde se propicia la ayuda mutua, cuando somos conscientes que un mismo destino nos hermana, nos toca a todos. Es el peregrinar lo que nos enseña más de la vida que cualquier otra manifestación o lección magistral, enseñándonos a ser solidarios, a saber que lo que nos ocurra afectará a todos, sea malo o bueno.
MG: Durante estos años han debido suceder ocurrencias muy especiales.
DSL: Dentro de las Telúricas de Mayo hay muchas cosas extraordinarias, muchos sincretismos, como por ejemplo el sentir que somos andinos, infantes, candorosos. En trece encuentros realizados hasta ahora y que con este que se realizará en mayo próximo serán catorce, las anécdotas
son copiosas, pero todas felizmente positivas, fervorosas, enaltecedoras y significativas, ninguna adversa, triste o negativa.
Y es que César Vallejo exalta y hace que la vida se torne transparente y se afirme. La visita y la sesión en la casa de César Vallejo siempre emocionan, impactan y estremecen. Manuel Jesús Orbegozo lloró cogido a un pilar de la casa y escribió una hermosa página que tituló: “Por primera vez conozco el mundo”, él que había dado siete veces la vuelta al mundo.
Igualmente lloró a lágrima viva recostado a un muro el poeta de Chile Edmundo Herrera, presidente de la SECH, cuando murió Neruda y quien se jugó la vida para enterrarlo. Y es que después de nuestra sangre lo más supremo que podemos ofrecer por la causa más noble que nos
conmueva son nuestras lágrimas.
MG: Se dice que donde se trata de César Vallejo ocurren sucesos excepcionales. ¿Tiene alguna experiencia al respecto desde la fundación de Capulí, Vallejo y su Tierra?
DSL: Quizá lo más extraordinario sea lo más sencillo y casero, es decir lo común y corriente, que siempre ocurre en las Telúricas de Mayo. Y en eso se enmarca lo que voy a contar y es lo siguiente: cuando llegamos a Santiago de Chuco hay un programa formal que se desarrolla en el día y otro que empieza a partir de las doce de la noche.
Cuando se supone que todos duermen empiezan a ocurrir muchas cosas pero de una manera que podríamos decir natural, espontánea e inatajable. Una de ellas es que siempre se vela delante de la puerta de la casa de César Vallejo. Las personas llegan por allí y hacen lo que llaman un puesto, una vigilia o una velación. Ahí están arrimados uno al lado de otro haciendo un ruedo sean las dos, tres o cuatro de la mañana.
MG: Hay un aspecto en el cual insiste mucho Capulí y es la esencia del mundo andino, como también el amor a la tierra natal, como un contenido básico de Capulí. También lo he notado en sus escritos y en los de César Vallejo; asimismo, en el diálogo de los santiaguinos y en las
actividades de Capulí en Santiago de Chuco. ¿Cómo definiría el ser andino?
DSL: Imposible de definir porque, ¿cómo definiría yo la cuenca del río Huaychaca y la otra del río Patarata en donde al centro se eleva el promontorio donde se engarza esa joya y esa diadema que es Santiago de Chuco? Otra vez tendría que recurrir a imágenes y metáforas. Pero en lo último que veníamos hablando hay algo en ser andinos con ser mágicos, subjetivos y animistas. En vivir más en función de los afectos, del cariño, del apego y las querencias. Pero también en ser límpidos,
honrados, fraternos. Ternura, compasión y condolencia por todos los seres y presencias del universo son algunas claves. La infinita ternura de que estamos hechos y que es miel en César Vallejo. Por tales razones, desde Capulí luchamos por la plena vigencia del mundo andino.
Vallejo ha dado el primer paso para hacernos universales no con lo ajeno sino con lo nuestro, porque él hasta en los gestos, en las formas de las casas de su pueblo, cuando a través de su poesía se siente en todo lugar en donde se le lee, muestra la esencia y la fisonomía de lo que es ser andinos.
MG: Definitivamente, la añoranza al terruño amado se vierte en sus versos en los cuales usa elementos y símbolos propios de su lar andino.
DSL: Basta leer “Aldeana” o “Idilio muerto” y ahí está palpitante ese mundo, pero no como un discurso expositivo ni de descripción de esa realidad, sino como emoción, temblor o pasmo; no como racionalidad y ni siquiera reflexión sino más bien sosegada pasión, en donde se contienen y transparentan rasgos y fundamentos de lo que es ser andinos.
Así ha expandido un pálpito, un relumbre, como también nuestra idiosincrasia. Y hasta podríamos afirmar que su proeza es haber colocado cada piedra de su terruño, instalándolo a adquirir una ciudadanía en el contexto universal. Así, donde quiera que se lea a Vallejo está el Perú y Santiago de Chuco.
MG: No hay duda que para entender a Vallejo hay que respirar su aire y recorrer sus pasos. Vallejo es local, nacional y universal.
DSL: Hay valores que son ejes del mundo andino y que son aquellos que a nosotros nos imbuyen del mayor compromiso y de la misión sacrosanta en relación con su defensa y expansión, los cuales son la solidaridad y fraternidad humanas. Y esa es la enseña y la bandera que nosotros izamos. Pero tampoco se nos escapa lo aparente, como son por ejemplo los rituales de celebración. ¿Qué somos los de Capulí? Mundo andino, por eso hacemos rituales a la luna, al sol, al agua, a los cerros y no sólo oblaciones sino juramentos de llevar el mensaje de solidaridad y fraternidad al mundo entero.
MG: Ser andino es comprometerse también con la tierra y sus elementos y ¿cuál es la significación de ser andino para Capulí?
DSL: Ser andinos en Capulí es hacer la promesa de cambiar nuestra vida, defender inalienables derechos que nos asisten como herederos legítimos de esta tierra. Mundo andino es realidad bravía y temblor íntimo. Por eso nos identificamos con las fiestas de los pueblos, con su música, con sus niños, con sus muchachas. Este es el inicio del sendero. Es empezar a caminar. Porque basta ya de lamentos por todo lo perdido. Todavía quedan latiendo las fibras básicas de lo que somos y es hermoso. Ser leales con ello es avivarlo, darle aliento y alas.
MG: Al mismo tiempo que Capulí preconiza al mundo andino postula la construcción y forja de la utopía andina. ¿Cómo caracterizaría esta utopía?
DSL: Por supuesto, no como irreal ni imposible; menos como evasión, sino más bien como categoría de carácter moral. Por ejemplo en saber ser hermanos, por eso en Capulí nuestro lema es: Somos hermanos. Es la hermandad la clave de todo. Es soñar mucho, es volver a soñarlo todo
en función de lo colectivo, de lo comunal y de lo solidario. Soñar el capulí hasta hacerle brotar flores nuevas, diversas, inaugurales. Soñar su copa y su sombra amable, soñar su sol radiante, generoso para todos. Soñar su luz en la mañana. Soñar en el nosotros hasta que ese sueño duela para ya jamás olvidarlo.
Tomás Moro, según afirma Lewis Murdof, para escribir su Utopía se basó en referencias que él tuvo y manejó acerca del imperio de los incas. Y hay un libro de Louis Baudin, titulado El imperio socialista de los Incas, que evidencia que las utopías más adorables avizoradas por los hombres
sólo aquí alcanzaron a concretarse y ser reales, pese a los esfuerzos contemporáneos muy dolorosos para plasmarse en Rusia y en China.
Y aquí entre nosotros están esas fuentes, regadas a nuestro alrededor y a nuestros pies. Yacen esas piedras esparcidas que hay que juntarlas y erigir con ellas los nuevos caminos, los nuevos andenes, los nuevos tambos y moradas del hombre, iluminados por el humanismo de nuestras culturas ancestrales que rezuman carismas que han desaparecido del mundo actual: el candor y la ternura. A eso Capulí denomina construcción y forja de la utopía andina.
MG: ¿Cuál considera que ha sido hasta ahora el logro más importante de Capulí?
DSL: Muchos en muy diferentes aspectos y sentidos. Sólo por decirle uno en un plano que es hacer conciencia acerca de la personalidad de César Vallejo. Gilmer Rodríguez, integrante de Capulí, nos refiere más o menos con las siguientes palabras sus logros en Capulí. Dice: “Lo que yo he
aprendido de Vallejo en Capulí es trascendental: aun siendo yo de Santiago de Chuco creía que César Vallejo, como lo sigue siendo para la mayoría de peruanos es un poeta bohemio que escribió poemas tristes. Pero Capulí me ha abierto a mí los ojos. Ahora leo a Vallejo como me lo han enseñado aquí: como un evangelio, que es como decir la Biblia”.
A Max Silva Tuesta le escuché decir en una sesión de Capulí: “Si César Vallejo estuviera vivo no tengo ninguna duda que pertenecería a Capulí”. Y brillándole los ojos reitera: “Y hubiera ido al próximo Capulí”. Lo importante es la mística de un movimiento, la misión de que están imbuidos todos sus miembros. Capulí es una hermandad, una conspiración, en donde amalgaman sueños, en donde todo es fraterno y solidario.
MG: ¿Cuál es la obra de Vallejo que más le ha impactado, y por qué?
DSL: Cuando yo estudiaba la educación primaria y el colegio secundario en Santiago de Chuco, el libro Los heraldos negros era nuestra biblia. Sentíamos con mis compañeros que no había expresión más honda ni más exacta del significado de la existencia, del amor, la muerte, el hogar,
el paisaje. Cada frase la sabíamos de memoria y la saboreábamos con una profundidad excelsa. Y algunos poemas de Trilce, aquellos referidos al hogar y a la casa, a la familia y a los hermanos los recitábamos llorando.
Esta dimensión que yo he vivido de manera intensa parece haberse perdido para los demás y he allí mi privilegio de haber nacido y crecido en Santiago de Chuco: que por ser esos poemas inspirados por esa geografía pude sentir la emoción profunda que tiene esa poesía entrañable, íntima y vibrante. Y lo digo porque no hay testimonios de que le haya ocurrido a alguien en ninguna otra parte y debe ser porque esos poemas están fusionados con esa tierra.
Pensaba entonces que nada podía haber más alto ni profundo, que ya no podía haber más que esos poemas. Que era imposible superarlos, o que alguien alcanzara expresión más trémula. Yo mismo me sorprendo distante de aquella emoción primigenia, candorosa y estremecida como ninguna; intensa hasta el borde del delirio, del paroxismo y la adoración y no sólo de parte mía sino de mis compañeros de estudios, por los poemas de Los heraldos negros.
Pero cada obra de César Vallejo es impactante: Así, en Los heraldos negros su intimidad y su carácter entrañable. Trilce, en cuanto a renovación del lenguaje y el encuentro de claves respecto a la inserción del hombre en el espacio y tiempo, que marcan a un Vallejo juvenil, buscador de la palabra y el giro inesperado, hasta exótico, de la frase rebuscada, intencionada en su propósito estético y conceptual. Pero logra esa hondura. En cambio el Vallejo maduro es el de la palabra justa, sin adornos, cargada de un dolor natural e inevitable que reúne los principios con los finales.
MG: Usted ha tenido una experiencia en el medio mismo donde se germinaron los poemas. ¿Tal vez es Santiago de Chuco el elíxir que enriquece la lectura de los poemas de Vallejo, especialmente la de Los heraldos negros? ¿Es esta hermosa tierra andina y su gente el complemento para entender la cosmovisión de Vallejo?
DSL: Yo no he vuelto a sentir ni tampoco tengo el registro de algún amigo intelectual que haya referido una emoción tan grande por Los heraldos negros, salvo la que encuentro en las páginas que escribe Antenor Orrego donde hay retazos de esa exultación; pero no tanto como lo vivimos nosotros en Santiago de Chuco, en que con mis compañeros de colegio lo decíamos a gritos por los caminos. O lo recitábamos y modulábamos a solas ante cualquier paisaje que nos conmoviera. Y es que todo coincidía con los poemas. Los heraldos negros, en su mayoría, fueron escritos en Santiago de Chuco.
Relato todo esto para graficar mi devoción y mi deuda con Los heraldos negros y Trilce, en lo que tienen de candoroso, inocente y de emoción profunda. Y que lamentablemente no la he vuelto a sentir en ninguna lectura que he hecho fuera de Santiago de Chuco, pero aquí le rindo mi tributo haciendo estas remembranzas que en el momento en que las estoy evocando vuelvo a conmoverme y hasta a tiritar.
MG: Y ¿cuál es su opinión con respecto a sus poemarios posteriores? ¿Son más abarcadores y globales?
DSL: Los otros dos libros de poemas de César Vallejo sí ya son catedrales góticas, en el sentido de que en ellos está Dios. Son templos, son la máxima realización del genio humano con el estremecimiento de que son mucho más que arte o literatura, son mucho más que poesía secas, con
ser estas dimensiones supremas y acrisoladas.
Los Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz, nadie jamás se atrevería a decir: tiene influencia de tal o de cual. Ni tampoco: se ubica en la corriente literaria esta, o la otra. No. Esos libros están ya fuera de toda casilla, escuela, movimiento o corriente literaria. No. Sería una irreverencia hasta pretender pensar en un rasgo así, puesto que rebasan toda dimensión. Y es que son nervio puro, con pulso libre, con aliento entrecortado, con vida plena y en vilo, con creación absoluta, con compromiso sustancial por todo, que surgen absolutos, sin que nada ni nadie pueda atajarlos o detenerlos, se han dado para la gloria humana.
Ambos libros son totales. Forman parte ya de la naturaleza, de la vida, del cosmos. Son como el sol, la luna o las estrellas. No son abarcables. Ambos libros no hay brazos, ni mente ni corazón para contenerlos. Son como el mundo, que intuimos, o sopesamos, o lloramos a tientas sólo porque lo imaginamos que tienen un centro inalcanzable, insondable, inapelable, por un lado, y tienen también una expansión igualmente incalculable hacia los bordes. Los dos libros forman parte de lo que son nuestros huesos, o nuestra entelequia o utopía. No sé cómo explicar lo que pienso y me pierdo en este razonamiento y es que eso son: más allá de toda comprensión humana.
Sólo podrá de España, aparta de mí este cáliz, decir que es militante, que es un libro apostólico, de fe, de credo, de misa santa. Es un libro sagrado. En él han quedado eternizados el estertor de un pueblo, la agonía y la esperanza de la humanidad para todos los siglos venideros.
MG: Usted es conocido en el Perú y en el extranjero como un icono del vallejismo por su trabajo sobre César Vallejo y su entrega a Capulí, Vallejo y su Tierra. ¿Cómo se siente ser un símbolo del vallejismo?
DSL: Yo le ruego eximirme de responder esta pregunta.
MG: Finalmente, ¿por qué Vallejo es un poeta universal?
DSL: Es universal porque abarca mundos, planos de realidad, eras, épocas históricas. Y en todos esos planos es trascendente. Porque en un solo verso de Vallejo hay varios ríos, qué decir ríos, ¡mares!, ¡qué decir mares!, ¡cosmos!, como por ejemplo este: “Murió mi eternidad y estoy
velándola”. ¿Cuántos cosmos hay allí? ¡Muchos, así como mares y ríos! ¿Tres? ¿Sólo tres? ¡Hay muchos mundos dentro de esa frase!
Cada uno de esos huecos negros tiene varios cosmos. Como por ejemplo: “murió”. Quiere decir que antes vivió. Y si aceptamos que implícito en “murió” está el “vivió”, quiere decir que en vivir hay otros varios cosmos. Pero lo que sigue ya es supremo: “Y estoy velándola”.
Pero no hagamos una cuantificación sino al contrario: una cualificación, un ponernos en la emoción, en el sentimiento y en la palpitación. Digo, ¿la vida no podría ser definida con ese verso? Que la vida no es otra cosa que la muerte de nuestra eternidad y que estamos velándola. Porque, ¿vivir no es velar nuestra eternidad?
Poeta universal también significa que puede ser interpretado desde todos los ángulos y credos, desde todas las ópticas, escuelas, corrientes y doctrinas. Así hay un Vallejo que las personas lo asumen como cristiano cabal, otras como un marxista y materialista dialéctico y hasta hay quienes lo reconocen como a un iluminado y un yoga.
Él no necesita explícitamente declarar esto o aquello, puesto que se revela como tal. Yo no necesito decir por ejemplo: soy peruano, sino que es lo que yo trasparento, en lo que digo me revelo como tal. De allí que aquellos que hacen alarde o postulan que su interpretación es la única válida y sacrosanta en relación a Vallejo en realidad lo reducen, lo confinan y empequeñecen, y le quitan el valor de poeta universal que tiene y que es de a verdad. Porque poeta universal es que tiene las
mayores, máximas, plurales y opuestas significaciones.
MG: Ciertamente, caben todas las interpretaciones. Para mí, Vallejo es al mismo tiempo una totalidad. Es de Santiago de Chuco, del Perú y del mundo entero.
DSL: Pero también Vallejo hoy día significa una cosa y mañana otra. Para alguien significa esto y para el otro lo opuesto. Y todo esto en vez de ser contradictorio es coherente. También universal es el salto de ser aldeano a ser universal, que en el caso de Vallejo tiene un atributo añadido, cual es que no perdió jamás lo aldeano, lo ingenuo y hasta lo pueril. Antenor
Orrego varias veces repite este epíteto con relación a César Vallejo, que era en algunos rasgos pueril, como algo tan debajo de la mano, pero a la vez como un don inalcanzable, que a pocos o a nadie con el genio de César Vallejo se lo da, cual es el ser naturales hasta el punto de lo simplista, elemental o escolar.
Universal también es haber sometido el lenguaje a una fragua ardorosa, como él lo hizo en la cárcel de Trujillo en donde pudo contemplar desde adentro, pudo mirar desde el fondo un texto verbal en las manos, y que eran sus poemas titulados inicialmente como “Cráneos de bronce”. Pero los pudo mirar desde la oscuridad a la luz, desde el encierro a la libertad, desde el haberlo perdido todo a tener que volver a reencontrar algo poco a poco y reconstruirlo todo.
Él tiene una frase que bien puede resumir esta índole o categoría de lo universal cuando dice: “y sentimiento oceánico de todo”.
MG: Ha sido un gran privilegio tener este intercambio de opiniones con un icono del vallejismo. He tenido la oportunidad de leer parte de su numerosa obra: crítica, poesía y narrativa y no dejo de maravillarme. Muchas gracias, Danilo, por su valioso tiempo y por concederme esta entrevista.